La creciente movilidad lateral de abogados en los despachos internacionales no puede explicarse únicamente por razones estratégicas o económicas. Factores psicológicos como el estrés, el burnout, la depresión o la monotonía impulsan cada vez más a los profesionales a buscar nuevos entornos. Este artículo analiza las dinámicas de “empuje y atracción” detrás de estos cambios y los retos que afrontan las firmas a nivel global.
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Fichajes, fugas y frustraciones: lo que realmente impulsa a los abogados a moverse
Introducción
La abogacía siempre ha estado asociada al prestigio, al reto intelectual y a la recompensa económica. Sin embargo, en los últimos años, informes internacionales como “Why Lawyers Move: Factors That Push and Pull” (MLA Global / Reuters) han puesto de relieve un fenómeno cada vez más complejo: la movilidad lateral de abogados entre despachos. Aunque la compensación y las oportunidades estratégicas siguen siendo motores poderosos, existe una capa más profunda —el bienestar psicológico— que resulta decisiva en estas decisiones.
Factores de empuje: cuando la presión se vuelve insostenible
Los abogados suelen señalar la insatisfacción con la gestión del despacho, la falta de oportunidades de crecimiento o los desajustes culturales como motivos de cambio. Pero tras estos factores institucionales se esconden luchas personales:
Estrés crónico y burnout
La exigencia constante de horas facturables, la disponibilidad permanente y la gestión de asuntos de alto riesgo conducen con frecuencia al agotamiento. Para muchos abogados, cambiar de firma se convierte en un intento desesperado de romper un ciclo de estrés que parece no tener fin.
Como nos relataba uno de los socios de un gran despacho internacional:
"Desde fuera todo parece impecable: rascacielos, oficinas lujosas, sonrisas de cara al exterior. Pero la realidad es muy distinta. El día a día te devora. No tienes compañeros, tienes rivales que compiten por superarte, y tú por superarles a ellos. Muchas noches me despierto angustiado tras soñar que mi facturación era la más baja del equipo. Es una presión constante que va calando con los años como una lluvia fina. Cada día es igual: llegas a casa con la sensación de estar atrapado en un bucle interminable, en jornadas agotadoras, plagadas de reuniones anodinas en las que solo se repiten obviedades. Y al final, en los cócteles y recepciones, todo se disfraza de sonrisas y conversaciones superficiales en las que todos dicen que todo va bien… cuando sabes que no es así.”
Este testimonio refleja con crudeza una realidad cada vez más extendida: detrás del prestigio y el brillo de la gran firma se esconde una rutina marcada por la ansiedad, la competencia feroz y la sensación de vacío. El problema ya no es solo la fatiga física, sino el desgaste emocional que termina minando la vocación y la salud mental de quienes dedican su vida a esta profesión.
Depresión y aislamiento
La cultura de las largas jornadas y la competitividad extrema agrava inevitablemente la soledad. Tras un día marcado por la presión y el estrés desmedido, llegar a casa no supone un alivio: muchas veces la tensión acumulada se traslada al ámbito personal. Cuando la pareja vive una situación laboral similar, es frecuente que la convivencia se transforme en discusiones constantes. Y en los casos menos conflictivos, el agotamiento lleva a refugiarse en el alcohol o en un silencio que, lejos de calmar, termina ahondando el aislamiento.
En este contexto, el cambio de despacho no es solo un movimiento profesional en busca de mejores condiciones: se convierte en una verdadera estrategia de supervivencia. Para muchos abogados, es la única salida para no caer en una espiral de depresión y soledad que termina por erosionar tanto la vida personal como la carrera profesional.
Monotonía y falta de propósito
Para muchos profesionales, el entorno laboral termina convirtiéndose en un espacio estancado, carente de estímulos. La ausencia de novedad o de verdadero crecimiento intelectual va apagando poco a poco la motivación. Esta monotonía, que se repite día tras día, lleva en ocasiones a fantasear con abandonar la profesión por completo: mudarse al campo, emprender un proyecto personal o simplemente buscar una vida más sencilla e idílica.
Sin embargo, la realidad se impone con dureza. El alto coste de vida, las hipotecas, las obligaciones familiares y el peso de los compromisos adquiridos hacen que esas ideas se descarten casi de inmediato. Así, la rutina se prolonga y la sensación de vacío se intensifica. Ante esa encrucijada, muchos terminan viendo en el cambio de firma una vía de escape aparentemente viable. Pero no siempre es la solución: en muchos casos, el problema no está tanto en el despacho concreto como en un modelo de ejercicio profesional que, por su propia dinámica, arrastra a la desmotivación y al desencanto.
Factores de atracción: búsqueda de renovación y equilibrio
Por otro lado, los despachos que logran atraer talento con éxito no se limitan a ofrecer mejores salarios. Responden también a las necesidades psicológicas de los abogados. La cultura de pertenencia, que se expresa a través de la inclusión, el mentoring y el reconocimiento, pesa tanto como los incentivos económicos. La integración vida-trabajo se ha convertido en un criterio decisivo: las firmas que muestran un respeto genuino por los límites y el bienestar se transforman en verdaderos polos de atracción. También el desafío intelectual y las oportunidades de crecimiento juegan un papel central. Participar en asuntos transnacionales, en sectores emergentes o en áreas innovadoras actúa como un imán para los profesionales que buscan sentido y proyección en su labor jurídica.
La dimensión psicológica de la movilidad
A diferencia de otras profesiones, en el sector legal la identidad profesional se entrelaza con el valor personal. Para muchos abogados, cambiar de despacho no es solo una decisión táctica, sino una forma de autocuidado. La transición representa un botón de reinicio que permite escapar de dinámicas tóxicas y recuperar la confianza. Supone también una narrativa de renovación, una oportunidad de reorientar la trayectoria profesional en términos positivos y, sobre todo, de recuperar el control sobre la propia vida, pasando de la mera supervivencia reactiva a la elección proactiva.
Retos para los despachos: medidas concretas
El fenómeno invita a reflexionar sobre la vida interna de los despachos de abogados. No basta con ofrecer respuestas técnicas a los clientes; es fundamental cuidar el talento humano. La retención de abogados en un mercado global exige atender la dimensión psicológica y personal del ejercicio profesional. Entre las medidas concretas que los despachos pueden adoptar destaca, en primer lugar, la monitorización del bienestar mediante entrevistas obligatorias con psicólogos laborales para todo el personal. Al tratarse de una práctica universal, desaparece el estigma de acudir al psicólogo solo en caso de crisis. Si el profesional se encuentra bien, la sesión confirmará su estado y ofrecerá un espacio de desahogo; si se detectan signos de estrés, depresión o ansiedad, la intervención temprana permitirá una recuperación más eficaz. De este modo, la salud mental se integra como un elemento estructural y normalizado de la cultura del despacho.
En segundo lugar, resulta esencial reducir el estigma y combatir el estrés mediante acciones concretas. Más allá de las charlas o campañas simbólicas, los despachos pueden habilitar espacios prácticos y accesibles: reservar un área para actividades físicas, clases de estiramientos o yoga de bajo coste; fomentar pausas activas durante la jornada; subvencionar programas de mindfulness o deporte; y organizar semanas del bienestar con talleres, retos colectivos y charlas de socios que compartan sus propias experiencias de gestión del estrés. Este tipo de iniciativas normaliza la conversación sobre salud mental y demuestra que la firma la considera parte integral del trabajo.
Por último, es clave ofrecer trayectorias profesionales flexibles y modulares que permitan avanzar sin depender exclusivamente del volumen de horas facturables. Entre las posibilidades se incluyen el teletrabajo parcial o total según la etapa vital, horarios escalonados o reducidos en determinados periodos, y planes de carrera que valoren la docencia, la investigación o la gestión interna, además de la facturación. Los modelos de carrera modular, que permiten alternar etapas de alta intensidad con otras de menor carga sin penalizar el desarrollo, refuerzan la idea de que el despacho valora el talento a largo plazo, no solo la productividad inmediata.
Beneficios de estas medidas para los despachos
Medida |
Riesgo si no se aplica |
Beneficio si se aplica |
Entrevistas psicológicas obligatorias |
Persistencia del estigma, problemas ocultos que estallan tarde, bajas prolongadas. |
Detección temprana de problemas, normalización del cuidado psicológico, prevención de crisis y absentismo. |
Espacios y programas contra el estrés |
Altos niveles de rotación, desgaste, caída de productividad. |
Mayor motivación, clima laboral más positivo, menor rotación y mayor compromiso con la firma. |
Trayectorias profesionales flexibles |
Fuga de talento a empresas o países con políticas más modernas. |
Fidelización del talento, atracción de perfiles internacionales, imagen innovadora y humana del despacho. |
Ejemplos de buenas prácticas en España y EE. UU.
· España:
o AGM Abogados: ha mostrado públicamente su apoyo a la salud mental colaborando con entidades especializadas.
o Cremades & Calvo-Sotelo: ha puesto sobre la mesa la necesidad de una “gestión humanista” de la salud mental en la abogacía.
o Fundación Bienestar Despachos: promueve activamente la implantación de medidas de bienestar y otorga un certificado específico a los despachos que las adoptan.
· Estados Unidos:
o Morgan Lewis: su programa ML Well abarca salud emocional, física e intelectual con iniciativas constantes de formación y apoyo.
o Latham & Watkins: ofrece consejería confidencial 24/7 y programas de resiliencia adaptados al entorno legal.
o O’Melveny & Myers: desarrolla un programa de asistencia integral al empleado con asesoramiento psicológico y recursos de autocuidado.
o Orrick Herrington & Sutcliffe: concede crédito de horas facturables para que los abogados puedan “desconectarse” al menos una semana al año, normalizando el descanso como parte de la cultura del despacho.
Estos ejemplos muestran que las medidas no son utópicas: ya hay firmas que las han puesto en marcha y que sirven como referencia para el sector en su conjunto.
Conclusión
La residencia fiscal no es un mero trámite administrativo, sino un concepto jurídico con consecuencias penales y económicas. El caso Ancelotti nos recuerda que, más allá de asesores y estructuras, lo determinante son los hechos: dónde se vive, dónde se trabaja, dónde se generan los ingresos.
Y en paralelo, los despachos deben comprender que la movilidad global de los abogados no responde solo a incentivos financieros. En el trasfondo late una verdad psicológica: cuando el estrés, la depresión o la monotonía desbordan, el cambio de entorno se convierte tanto en un paso profesional como en una necesidad personal.
Los despachos que asuman este reto y conviertan el bienestar en parte de su cultura no solo atraerán, sino que también retendrán el talento imprescindible para prosperar en un mercado internacional altamente competitivo.
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